Ya hace unos meses habíamos visto los adelantos de Cickbait y habíamos decidido ignorarla. Pero Netflix es una N que insiste y, finalmente, la vimos. Ocho capítulos en los que, en realidad, no sucede casi nada más que lo que ocurre en el primero. Una serie centrífuga, con alguna que otra nota actoral. Poco más.

La historia es bien de ahora, un anzuelo: un tipo aparece en un video que se vuelve viral diciendo que es un abusador de mujeres y que si el posteo recibe cierta cantidad de visualizaciones, lo matan. Ese es el centro desde el que fuga todo el resto. A ese centro se dedica el resto del primer episodio. Los otros siete son las fugas, hacia adelante y hacia atrás, en proporciones guionísticas más o menos adecuadas.

Algunas buenas actuaciones. Algunos buenos argumentos o conflictos éticos que no llegan a profundizarse y un relato que al final casi tropieza consigo mismo, pero que resuelve fácil, como toda la intención de la serie.