Volvimos nosotres y David Cronenberg
Estamos de vuelta después de unas merecidas vacaciones (?). De la misma manera que está de vuelta David Cronenberg. Para quienes no lo conozcan, recomendamos casi cualquier película de su filmografía, pero ojo, quizá esta sea una excelente puerta de entrada a la parte de su cine que tiene su mejor marca.
El cuerpo es el futuro
Con el cuerpo como escenario del futuro, Cronenberg propone una distopía que recoge distintivos elementos de su propio cine y monta una película que plantea un próximo dilema ético de la cultura. La biopolítica, la subversión de los cuerpos, las decisiones estatales sobre quiénes son ahora los otros. Y artistas radicales que eligen ese espacio de fractura para decir.
En una ambiente artístico de vanguardia, Saul Tenser es un alto referente que intenta exponer estéticamente las mutaciones que produce su cuerpo. Fuera de allí, de esa burbuja cultural, el mundo tiene otra forma de hacer con sus cambios. El estado, mediante una agencia, registra y cataloga los nuevos órganos que aparecen y a sus generadores. Un grupo radical toma una postura fuerte y, de modo clandestino, busca exponer ante el público que las mutaciones son parte de un proceso humano de evolución. En todo este nudo, sucede Crimes of the Future.
Un pasado que mira para adelante y nos salta
Es posible -es un hecho- que no sea la mejor película de Cronenberg. Sin embargo, su aparición hace que reveamos cada una de las últimas obras que buscaron hacer distopía y las miremos desde otro ángulo. Es como si hubiera asomado la cabeza desde el pasado, desde ese final de siglo para decirnos que se puede mejor. Que hay que tomar riesgos. Y hasta se toma el tiempo para decirlo con un homenaje a Darren Aronofsky, otro que supo y sigue sabiendo.
Es decir: apagá Netflix, abrí una buena página pirata y ponete a ver todo. Es decir: todo. Pero todo lo otro, el cine que te ocultan los colores de este tiempo tan pobre.
