“Cargo”
Les había anticipado que para esta próxima entrega nos íbamos a ir de viaje a Australia (ojalá pudiéramos, ¿verdad?). En 2018 se estrenó “Cargo”, dirigida por Ben Howling y Yolanda Ramke (y escrita por esta última) y una de sus tantas particularidades reside en elegir como protagonista a uno de los actores más empáticos de estos tiempos (al menos en Hollywood): Martin Freeman (nuestro Bilbo Bolson de “El Hobbit” I y II).

Además de este detalle no menor, pone a Martin en medio del desierto australiano. Un lugar de por sí brutalmente inhóspito y que pone en jaque la supervivencia sólo con ser. Así la película prescinde de los escenarios urbanos donde los “muertos vivientes” asolan las calles y corren a los desprevenidos ciudadanos. Acá todo es ya desolación. Y los zombis parecen habitantes casi naturales de este hábitat por ciertas costumbres nuevas –comparadas con el resto de las películas del género- como por ejemplo el hecho de que los infectados hunden la cabeza en la tierra.
El argumento parece mínimo: una familia debe sobrevivir en ese entorno natural no sólo a los zombis sino a la misma naturaleza. Pero a la vez es esa naturaleza la que parece ofrecer la salida a cualquier futuro post-apocalíptico. Una esperanza puesta precisamente en un retorno a un espacio en el que las formas conocidas de la “civilización” se desvanecen y en el que además de los “muertos vivientes” es habitado por los pueblos originarios de Australia.
La relación de Andy (Freeman) con los aborígenes está representada por el vínculo con una peculiar niña, Toomi (Simone Landers). Esta niña simboliza un lazo entre los blancos y los indígenas y tiene una relación personal con la infección que, desde el punto de vista de su tribu, es el modo natural para deshacerse de las impurezas. El film no descarta esta visión, pero sí deja en claro la ignorancia de los “hombres blancos” respecto de la cosmovisión de los pueblos originarios y también de la relación “colonizado-colonizador”. Una vuelta más que interesante a lo habitual en este tipo de films.

Los creadores de “Cargo” son conscientes de las reglas del género, y muchas veces las evidencian con un tono humorístico que logra que la película “respire”, y los espectadores también. Puesta en tono más esperanzador que de aniquilación, sin grandes pretensiones; modesta pero eficaz y muy bella por momentos, es una película más que recomendable para que los “zombi-maníacos” encuentren una alternativa a lo habitual en el género.
Estación Zombie 2: Península
Sí señores, ya tenemos la secuela de la tan aclamada película del director surcoreano Sang-ho Yeon. Pero, sorpresa, en esta entrega no tenemos a ninguno de los protagonistas de “Estación Zombie: Tren a Busan”. A pesar de nuestro mundo convulsionado por el Covid-19, el film ya se convirtió en un éxito durante su estreno en Corea, Singapur y Taiwán a mediados de julio de este año.

En este caso el protagonista es un ex militar que logró sobrevivir a la invasión zombi, que ha acabado con las dos Coreas que ahora pasaron a llamarse simplemente “Península”. Y el nudo del argumento es que debe regresar, junto a otros compañeros, a rescatar a quienes quedaron atrapados en las zonas dominadas por los “muertos vivientes”. Adiós a la crítica social, mezclada sutilmente con el argumento más o menos previsible de una película de estas características, que nos ofreció la primera cinta. Según la crítica, muy dividida en sus apreciaciones, es simplemente un film muy bien construido en cuanto a los efectos especiales (el director ya demostró que le salen espectacularmente bien), pero que no ofrece mucho más que eso. Mucha acción, buenas imágenes y escaso contenido.

Seguramente a nosotros nos queda esperar verla en alguna plataforma de streaming. Y sacar nuestras propias conclusiones. Pero, mientras, les comento que algunos críticos la señalan como una mezcla entre “Rápido y furioso” y “Mad Max”. Veremos.