“Amanecer de los muertos”
Voy por la remake, estrenada hace bastante ya, por el 2004. Conocemos a su director, Zack Snyder por otras de sus producciones, sobre todo por su film “300” y su incursión en los personajes de Marvel. Pero en este caso ha resultado ser el más que interesante y prometedor cineasta que era capaz de superar a George A. Romero en su versión original de 1978.
A fuerza de ser sincera, la vi porque trabaja una de mis actrices favoritas: Sarah Polley y me resultaba extrañísimo encontrármela en un film de este género. Después de la sorpresa, todo fue vértigo y no poder despegarme de la pantalla. En esta versión del Apocalipsis de los muertos vivos, estos seres son veloces y brutales en su hemoglobínica violencia, en lugar de los lentos y casi ridículos engendros a los que el género nos tiene acostumbrados.

Después de la primera escena, todo es velocidad. Una Sarah Polley corriendo ensangrentada tras el ataque a su marido (una dulce niñita devenida en el horror) por un antaño tranquilo suburbio norteamericano. A partir de ahí nos encontramos con un variadísimo grupo de sobrevivientes que hallan refugio en un centro comercial. Y no creo de ningún modo que el hecho de encerrar a los sobrevivientes en uno de los monumentos del consumismo yanqui sea una opción aleatoria.
La supervivencia no se juega sólo en escapar de ese afuera donde impera el horror, sino también en el adentro en el que las personalidades y los caracteres muchas veces fuertemente encontrados configuran una microsociedad que, basándose muchas veces en estereotipos es cierto, desenmascara la macrosociedad capitalista y en la que el miedo no siempre está representado por los nuevos predadores.

Algunos de los tantos hallazgos del film: la velocidad sin perder la solidez de la trama, la actuación de algunos de sus protagonistas muchas veces impecables. Una acertadísima combinación entre el guión, la dirección, los actores y la tan necesaria alta dosis de sangre hacen que “Amanecer de los muertos” sea un hito memorable para los amantes del género. Tal vez uno de los más memorables que hayan protagonizado los muertos vivientes.
“Estación Zombie: Tren a Busan”

¿Qué no ha dicho ya la crítica de esta increíble película de Yeon Sang-ho? En el caso de quien escribe, se sumó a mi poca predilección por este género (cosa que he dicho), un prejuicio bastante imbécil –e infundado- hacia el cine sur-coreano. Y este film me cerró la boca con unos cuantos broches.
Primer hallazgo: estamos encerrados en un tren. El tren va en marcha. Y aparecen los zombis, desde ya. Los protagonistas principales y el eje básico del relato: un ejecutivo que lleva a su hija pequeña a reunirse con su madre. El hecho de que el escenario sea un vehículo en permanente movimiento suma al timing narrativo que refresca el género gracias a la habilidad de Yeon Sang-ho, que también se destaca en el tono, a medio camino entre el drama, el thriller y el gore. Los críticos encontraron magnífica esta combinación dramática en una película de este género.

Además del aplauso de la crítica, la película fue galardonada con el premio al Mejor director y mejores efectos visuales del Festival de Sitges de 2016. Entre otros, mereció estos comentarios: “Un film que posee un protagonista que recorre un arco dramático convencional, pero todo lo que rodea a esta caracterización previsible es puro fuego imaginativo, servido con diabólico dominio del espacio fílmico. Sin duda, una película extraordinaria.” (Jordi Costa de El País).
“Train to Busan es, indudablemente, una película de suspenso notable y un divertimento muy bien ensamblado, independientemente de si le funciona narrar desde el melodrama o incluir subtextos políticos.” (Daniel Krauze de El Financiero).
“En la superficie, tenemos un muy efectivo espectáculo de horror de supervivencia que recuerda a los trabajos, ya clásicos, de George A. Romero y Danny Boyle, pero en el fondo, Song-ho no niega su influencia máxima: el cine de Steven Spielberg”. (Alejandro Alemán de El Universal)
Si aún no vieron una, la otra, o ambas; si les gusta el género es imperdonable. Y si no les gusta, pero disfrutan del buen cine que se sale de los cánones estrechos, también lo es.
Anticipo: para la próxima entrega zombi, nos vamos para Australia.