Es sabido que la plataforma más popular y sin dudas la más millonaria (que tiende además a convertirse en monopólica), a veces sabe dónde poner el ojo. Éste es el caso de un nuevo, o no tan nuevo en realidad, género de series policiales ubicadas en los países escandinavos o en cualquier otra de las regiones nórdicas.
Si tuviera que remontarme a los orígenes de estos thrillers, la referencia fundamental para mí es la trilogía sueca “Millenium”, con la inolvidable Lisbeth Salander, una hacker veinteañera antisocial con memoria fotográfica, y Mikael Blomkvist, un periodista de investigación que edita una revista cuyo nombre da título a la saga. La prematura muerte del autor de esta serie de novelas, Larsson, impidió que concluyera la entrega que debía consistir en cuatro títulos y sólo nos dejó con tres: “Los hombres que no amaban a las mujeres”, “La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina” y “La reina en el palacio de las corrientes de aire”. Por favor, si no las vieron, véanlas (sobre todo las dos primeras) y ni se les ocurra incursionar en la versión norteamericana de la primera que, como siempre, resulta un bodrio lavado y romanticón.

En fin, toda esta introducción para poner el marco que me parece fundamental para que estas series policiales resulten tan atractivas. En principio porque ponen en jaque el imaginario de bienestar y de “paz social” de los países nórdicos, dejando al descubierto temáticas disruptivas como el incesto, el abuso sexual, la trata de mujeres, la lucha de poder en torno a los supuestos beneficios tecnológicos, el patriarcado y la intolerancia frente a la diversidad sexual puestos en serial killers que generalmente son el eje argumentativo. Todo esto sumado a una geografía austera y casi siempre inhóspita, corren el eje de la fantasía social respecto de esos países. Los personajes son tan parcos y ríspidos como el paisaje. La paleta fílmica es de grises y blancos, con pocos y muy bien elegidos destellos de color.
La raíz de este nuevo género (o no tan nuevo, data de los noventas) es en principio literario; más recientes son las adaptaciones de las novelas a la pantalla. Lo que ofrece a los amantes de las series una alternativa original y de realizaciones impecables frente a las repeticiones y a las producciones norteamericanas que generalmente no se destacan por su calidad. Si aún no incursionaron, tomen nota y agenden para esta pandemia unos cuantos títulos: “Trapped”, “Sorjonen”, “Karppi”, “Borderliner”, “Los asesinatos del Valhalla”, “Case”, “Hinterland”, “Brön|Bröen”. Y acomoden sillones y almohadas para la maratón.